Este año, debido a diversas circunstancias, me he dado
cuenta de que tenemos una imagen equivocada de eso que denominamos amistad. Cada persona tiene una imagen
diferente sobre este concepto, pero lo cierto es que serán pocos los que puedas
afirmar que continúan con los amigos de su infancia. En mi caso, aquel que
denominaba amigo, se ha convertido en todo un extraño por el mero hecho de que
nos separen más kilómetros. Pensarás que si es una amistad reciente, es lógico
que pase esto, pero no es el caso. Probablemente la postura que he adoptado
tras meses intentándolo no sea la correcta. Pero es que, ¿cuándo debemos decir
basta? No es la primera vez que me sucede esto, y mi gran problema es que me
arrastro sin ningún tipo de amor propio. Con todo lo que me rodea últimamente,
he decidido que esta vez no va a ser igual. Y ahí está él, ignorante de todo
esto que me pasa por la cabeza porque afirma que realmente no pasa nada y son
cosas mías. Por una vez me elijo a mí primero por encima de aquel que me
denomina mejor amiga.